jueves, 4 de octubre de 2007

CONOCER A PEDRO POZAS TERRADOS

MIS PASOS EN LA AVENTURA DE LA VIDA

Fueron esas horas sumidas en la lectura, soñando con viajes extraordinarios, viajando a lugares de ensueño y recorriendo miles aventuras; las que formaron mi anhelo y pasión por la naturaleza en mis años de juventud. Fue ese submarino llamado Nautilus que junto a su Capitán Nemo, me trasladó al fondo del mar, a reciclar todo aquello que podía ser reutilizado, a ser observador y amar a la Tierra. Esos libros me relataron lugares geográficos, expediciones científicas, viajes en los grandes veleros por el mar..... me impulsaron el afán por el conocimiento, el amor a los seres vivos, la observación de todo lo misterioso..... mi pasión por la lectura.
Estoy hablando de Julio Verne, autor de numerosos libros que aún hoy contagian los sueños de todos los que leen sus páginas, jóvenes y mayores. Julio Verne despertó en mi persona el ardor de escribir, de investigar, de realizar estudios encaminados a la protección de nuestro medio ambiente, de nuestra madre naturaleza, de la nave de la vida.
Hoy, cuando ha transcurrido más de la mitad de mi vida, cuando el pelo blanco asoma nostálgicamente en mi cabello cansado, cuando muchas veces me siento en la soledad del mar y busco su compañía dorada, cuando quiero que las olas rocen mi cuerpo y mi alma, cuando desesperadamente quiero hallar un porque y una respuesta, cuando cierro los ojos y escucho el canto de la mar acariciando mis oídos como una dulce amada; me embarco en mi Nautilus particular y como un verdadero Nemo, navego con mi sueño a las profundidades del mar y rememoro los apasionantes capítulos que Julio Verne supo relatar con verdaderas pinceladas de realidad.
Si, mis lecturas de aventura marcaron mi trayectoria literaria. Los versos surgen de mi pluma inspirados por el sueño de la pasión a la vida, de la tristeza con que mis ojos observan la sangre derramada inútilmente por el mundo. Dicen que todo poeta tiene que tener su musa. La mía es la Tierra, el mundo, el mar y como no, los sueños de un Nautilus navegando por la humanidad.
Hace diez años, fui el Secretario de Amigos de los Indios. Una ONG que luchaba por los Derechos de los pueblos nativos, de las naciones indígenas. Durante dos años, tuve el orgullo de contactar con líderes indígenas que me enseñaron, al igual que Julio Verne, a mirar la Tierra con otros ojos, con pasión de padre, con el mimo y la ternura de una madre. Me enseñaron la dignidad de la persona, la entereza y la sabiduría de unos seres alejados de nuestra civilización destructora y que sin embargo estaban siendo engullidos en un remolino de destrucción imparable.
Hay muchas leyendas indias que nos dan lecciones de amor a la naturaleza, respeto por los animales, por los ríos, por los árboles. Pero hay una muy especial que nos habla, en que “llegará un día que la Tierra se verá privada de sus riquezas, el mar se tornará negro, los ríos correrán envenenados y los venados caerán muertos en sus correrías. Justo antes de que sea demasiado tarde, los indios recuperarán su espíritu y enseñarán al hombre blanco a reverenciar la Tierra y se convertirán en guerreros del arco iris”. Esta profecía que fue pronunciada en 1960 por la india de la nación “Cree”, llamada Ojos de Fuego; es el estandarte de los grupos ecologistas y naturalistas que luchan por la defensa del medio ambiente.
Las comunidades indígenas me han enseñado la humildad, el perdón, la tolerancia, el amor y el respeto por nuestro entorno.
Durante este periodo de mi vida, comenzaba a escribir reportajes sobre temas medio ambientales y a ser publicados tanto en la revista de la Guardia Civil, como en otra serie de publicaciones científicas y divulgativas.
Mi labor de investigación es sencilla. Escojo un tema, un problema medioambiental. Leo todo lo que cae en mis manos sobre ello. Viajo o me traslado al lugar para hacer fotografías propias, pongo sobre mi mesa lo apuntado en el cuaderno de campo y lo conseguido a través de diferentes medios (informes, reportajes, artículos, etc.) Con todo el material y con la experiencia de haberlo vivido, comienzo a escribir. De esta forma he escrito numerosos reportajes para la revista de la Guardia Civil (más de setenta) y para otras revistas de tirada nacional como Natura, Integral, Quercus, Natural, AOL2002, Más allá, Report, Humus, Ecologia Andalucía, Ahumada, etc. He tenido y tengo secciones fijas y columnas en La Gaceta de Fuencarral, Norte Noticias, El Imparcial, La Comarca y numerosas otras publicaciones locales. Durante dos temporadas, he estado al frente como Director, guionista y creador de la sección “Bitácora Verde” dentro del Programa de Radio “Reloj de Arena”. Soy el Director y Coordinador del Proyecto Gran Simio en España desde su fundación y Jefe de Prensa, habiendo tenido cientos de entrevistas por los medios de publicación y publicado otro tanto en distintos medios sobre la lucha por los derechos de los grandes simios que trataremos en un apartado de este libro. En este marco de responsabilidad, he realizado conferencias en numerosas universidades, casas de cultura, colegios y ferias.
También soy voluntario de Greenpeace y he participado en diferentes acciones , cómo montar en globo pidiendo el fin de las emisiones que afectan al cambio climático y otras más.
En mi peregrinar por la vida como naturalista y activista en defensa del medio ambiente, he conocido a casi todos los miembros de la élite ecologista de nuestros días, desde Adena, Ecologistas en Acción, pasando por Greenpeace y por muchos Centros de Recuperación de animales y Asociaciones animalistas. He conocido a numerosos Directores de Centros Zoológicos y catedráticos de ética animal. En estos menesteres, conocí al naturalista y escritor Joaquín Araujo, al escritor comprometido por los temas sociales Alberto Vázquez-Figueroa, a Bruno Cardeñoa, escritor también e investigador que nos adentra en la verdad de los misterios, de lo oculto; con los que he entablado una estrecha amistad.
Un día, asistí en la Casa de Campo de Madrid, a una conferencia impartida por el Filósofo reconocido internacionalmente Piter Singer. El Tema: Proyecto Gran Simio. Quería impulsar y abrir una sede en España. Me embaucó de tal forma, que me embarqué como un grumete ilusionado en el maravilloso mundo de los Grandes Simio. Les conocí, he entablado amistad con muchos de ellos y junto con otros humanos, nos hemos transformado en defensores de la igualdad, para intentar romper la barrera de la especie y defender los derechos de los animales y de los grandes simios como guerreros del arco iris, como legendarios caballeros en defensa de nuestros primos hermanos, nuestros hermanos evolutivos.
Desde 1993 he estado trabajando en el Proyecto de forma voluntaria, altruista, consolidando pilares, escribiendo y divulgando los ideales del Proyecto Gran Simio. Estoy coordinando todas las actividades de la zona centro (provincia de Madrid y colindantes), enmarcada en unos fines científicos y conservacionistas dirigidos a los grandes simios antropoides no humanos, ejerciendo voluntariado en Centros de Conservación y Protección de Primates, realizando recogida de datos científicos con el objetivo de realizar un censo nacional, prestando ayuda a los propietarios particulares o grupos zoológicos que posean grandes simios si la necesitasen, denunciando si era preciso el maltrato de estos seres e intentando dar soluciones en cuanto a la protección de su propio hábitat. Junto a Paco Cuellar y a nivel nacional e internacional, coordinamos el Proyecto en todo su ámbito y aspecto.
El 25 de abril de 2006, con mucho orgullo por haber sido elegido por el PGS para ello, presente el Proyecto en el Congreso de los Diputados. Los Grandes Simios llegaban al Parlamento. Hubo un debate nacional al principio destructivo por ser manipulado por la prensa extremista y después educacional, con la particularidad que se extendio a todos los teletipos de las agencias de prensa internacionales.
Me dejo muchas cosas en el tintero, pero no quisiera acabar sin unos versos que cierren mis pasos por esta aventura de la vida:


GOTAS DE CRISTÁL


Ahí está la razón,
colgada en un árbol,
sabia, callada,
por el sonido del tambor.


Quise llegar a ella
en forma de pájaro veloz.
Me miró.
Con amarga sonrisa
sentí su pasión.


Extendí mi mano
para acariciar su voz,
pero un viento helado,
fugaz y sombrío
me hizo caer al abismo
como una truncada flor.


No tuve valor.
Mis lágrimas cayeron
cual gotas de cristal,
y como un cobarde infame
grité al viento con dolor.


Y allí...., con el árbol en temblor,
ramas caídas,
hojas al sol....
Quedó para siempre
mi olvidada razón.


Pedro Pozas Terrados Proyecto Gran Simio/España http://www.proyectogransimio.org/