miércoles, 3 de octubre de 2007

CONOCER A FRANCISCO JAVIER REDONDO JORDÁN.

Mi nombre es Francisco Javier Redondo Jordán. ¿Empezamos como en David Copperfield?: Nací, crecí y respiré el aroma de las primeras flores del amor en Pozoblanco, provincia de Córdoba. Ahora, apoyado en el muro que separa mi primer cuarto de siglo del resto de mi vida, el pasado se contempla con cierta nostalgia. La vida me ha tratado bien, no se me ha puesto cuesta arriba, he conseguido todo aquello que me he propuesto con soltura y facilidad, aunque no por ello dejo de apreciarlas en su justo valor. Pero lo cierto es que poco importa demasiado, nada merece un desvelo. Todo tiene arreglo, todo ha de servir para curtirnos, para darnos perspectiva, ampliar horizontes.

Vuelvo la vista atrás y recuerdo con una media sonrisa los grandes momentos que me han traído hasta aquí, a estar donde estoy, a ser quien soy. Con cinco años desperté al mundo consciente, adquirí un criterio propio, me individualicé del resto de niños de mi edad y empecé a frecuentar a otros niños mayores que incluso me doblaban la edad. Con doce años, a la vuelta de un duro viaje de intercambio que hice solo a Irlanda, mi percepción cambió considerablemente, maduré en exceso para mi edad. A los catorce años descubrí que nada importa nada y pasé de ser un niño de sobresaliente a vivir de las rentas. La última revelación tardó algo más en llegar, fue hace poco, a mis veinticinco años, durante un largo viaje de dos meses recorriendo de punta a punta la India y Nepal: gané en aquellas tierras polvorientas y lejanas clarividencia, invulnerabilidad y poder. A veces dudo, y la incertidumbre me pesa, si la vida puede todavía ofrecerme algo más o si, por el contrario, ya está todo hecho.

Hoy, finalizados los últimos coletazos de mis estudios universitarios de Ingeniería de Telecomunicaciones, vivo en Madrid, en un barrio céntrico trufado de extranjeros. Sin ir más lejos, entre mis compañeros de piso se encuentran un alemán, un polaco y una rusa. Entre mis aficiones andan leer y escribir, escribir y leer, viajar, la música, tocar la guitarra, el piano, buscar libros viejos, la Historia, la arqueología, la fotografía, pasear y tomar café con mis amigos durante largas tardes perdidas entre tertulias, risas y juegos de cartas. Hablo de los amigos en último lugar, pero son, junto a la familia, lo que más valoro en esta vida, nada me llena tanto como perder el tiempo en su compañía.

Como lector confieso que tuve la gran suerte de interesarme por los libros desde una edad muy temprana de mi infancia, en la que prácticamente devoré toda la sección infantil de la biblioteca municipal de mi pueblo, cosa que me ha proporcionado un importante bagaje cultural que me ha servido bien durante toda mi vida. El descubrimiento de mi posible talento para la escritura vino de la mano de los primeros años universitarios, una época que significó para mí una verdadera explosión vital en todos los sentidos, en la que quiso el destino encontrarme con una guitarra en el regazo, sentado en el borde de la cama de una residencia de estudiantes escribiendo poemas cantados al desamor y a la melancolía, con un grupo de música montado con dos amigos y conciertos improvisados en fiestas caseras de sábado noche. Pero lo más revelador fue comprobar cómo las chicas se emocionaban, incluso rompían a llorar, con las letras que uno escribía para las canciones que componía. Ahí comenzó todo, algo había en aquellas canciones que movían las sensaciones de esas chicas. Desde entonces me sumergí en el mundillo literario madrileño y he llegado a entablar amistad con varios escritores y artistas. En cuanto a lo escrito, mientras me decido a escribir mi primera novela, en estos años, mal que bien, he ido armando esporádicamente un puñado de relatos de mayor o menor envergadura, he ganado pequeños premios literarios de ámbito comarcal, he publicado en la Real Academia Española de la Historia, soy redactor de la página web oficial del conocido escritor y divulgador literario Fernando Sánchez Dragó (www.sanchezdrago.com) y desde hace casi dos años escribo en mi propio blog (www.avuelapluma.com) un diario personal con ciertas ínfulas de ser literario. Y seguimos en la brecha.

Si alguien desea ponerse en contacto conmigo: javi_axia@yahoo.es